Una tarde nos juntamos con mis compañeros donde decidimos quien iba a representar al grupo. Cuando Nacho quería aportar su opinión yo lo interrumpía constantemente y no lo dejaba hablar. Melisa le preguntó porqué se sentía triste. A lo cual dijo que quería opinar sobre lo que pasaba. Yo le pedí disculpas y Valentina mencionó lo que la maestra nos enseñó de la libertad de expresión o derecho de ser oído. No nos tenemos que quedar callados y tener miedo de expresar nuestras opiniones al contar lo que pensamos. Podemos saber cómo te hace sentir. Te puedes expresar hablando, cantando e incluso dibujando. Al ser escuchados podemos hacer grandes cambios.
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